Moquegua. Fuerte y claro. Tullio Treves fue el tercer orador en la última exposición que Perú hizo en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, pero su ponencia ha sido definitiva para desbaratar la tesis de Chile, que considera la Declaración de Santiago de 1952 como el tratado de límites marítimos con Perú.
A él le tocó responder la pregunta que el viernes pasado le hizo el tribunal a las dos partes a través del juez marroquí Mohamed Bennouna, sobre si consideraban que, a la luz del derecho internacional de entonces, creían que podían proclamar y delimitar un área de soberanía marítima.
“Hubiera sido improbable y realmente extraordinario que Perú y Chile hubieran podido concluir un tratado de delimitación en el contexto de la Declaración de Santiago. Tal como demostré el 3 de diciembre, Perú y Chile eran conscientes de que la reivindicación de ejercer derechos soberanos y jurisdicción en una zona marítima de 200 millas era algo que no encajaba ni correspondía al derecho internacional de aquella época”, afirmó Treves.
Agregó que Perú y Chile sabían muy bien que otros países podrían objetar sus decisiones. Y en efecto, no tardaron en hacerlo Estados Unidos, Reino Unido, Noruega, Suecia y Holanda.
“A la luz de esto, la conclusión de un acuerdo relativo a la delimitación de una zona de este tipo es difícilmente imaginable… Por ello, en 1952, no hubieran podido, de conformidad con el derecho general internacional, delimitar una zona marítima de soberanía y jurisdicción exclusiva del mar con una distancia de 200 millas marítimas”, precisó.
Con esta afirmación derrumbó la postura de Chile, que asegura que en el punto IV de la declaración se indica que el límite fronterizo es el paralelo. Además de las innumerables pruebas que mostró Perú la primera semana de sus exposiciones, queda claro que este punto solo habla de las islas, que no existen en el sur.
“La intención de Perú y Chile, a la que se unió Ecuador, fue proteger sus recursos pesqueros al declarar una zona de 200 millas, tal como otros Estados lo hicieron antes”, refirió.
Treves enfatizó que dichos Estados sabían que en ese momento otros países podían impugnar los derechos del mar. “Sabían que tenían que esperar que los derechos del mar cambien, como pasó luego”, manifestó.